Eduard Bello y su camino junto al fútbol: “Siempre quise ser un ejemplo para los demás”
Con perseverancia, esfuerzo y disciplina, el mediocampista venezolano llegó de las canchas de su natal Cúa en Caracas, Venezuela, al fútbol profesional convirtiéndose en uno de los grandes referentes de Club de Deportes Antofagasta.

"Que se preocupen de cómo son como personas, porque eso trasciende y deja huella más allá de un estatus profesional".
“A una cuadra de mi casa había una cancha de fútbol donde todos mis tíos, vecinos y amigos jugaban, yo siempre los fui a ver y desarrollé una pasión que desde los cuatro años siempre me llevó a estar con una pelota en el campo”. Así recuerda el mediocampista de Club de Deportes Antofagasta, Eduard Bello, sus inicios en este deporte que hoy lo posiciona como uno de los grandes referentes del balón en la ciudad.
El venezolano de 24 años llegó a Antofagasta en 2018, iniciando su carrera internacional y acompañando a los Pumas en su histórica primera clasificación a la Copa Sudamericana. Esa hazaña, lo llevó a ganarse el cariño y respeto de sus compañeros y los hinchas, pero pocos conocen de sus inicios y del difícil camino que recorrió para alcanzar este éxito.
Una vida de deportes
Cuando pequeño, Eduard practicó fútbol, básquetbol y béisbol, decidiéndose finalmente por el primero de ellos. "Yo era muy fuerte en el béisbol, pero elegí quedarme con el fútbol porque es el deporte en el que más participada. De niño estaba todo el día en la cancha y esta pasión fue creciendo. Así, estuve desde los cuatro a los 16 años en mi club de formación que fue Lecumberry”, contó.
Junto a Lecumberry Fútbol Club salió de su natal Cúa y participó en una liga de Caracas, formando parte de las series menores. Sin embargo, no fue considerado para las ligas nacionales, y a los 17 años decidió salir de su ciudad para irse a San Felipe de Yaracuy, donde formó parte del regreso a la Primera División de Yaracuyano FC.

“En Yaracuyano FC trabajé con el profesor Jesús Gil que también era de Cúa, él me llevó, gusté y me dejaron. Allí comenzó todo y, pese a que al comienzo fue muy difícil estar lejos de mi familia, aprender a ser independiente, no tener para comer o bañarte. Hoy ese sacrificio valió la pena y me ha llevado a cumplir mis sueños en el fútbol profesional. Siempre quise ser un ejemplo para los demás y, por lo mismo, siempre estuve muy centrado en lo que quería”, relató emocionado el mediocampista.
De su club de formación -Lecumberry FC- rescata el esfuerzo de sus profesores por ayudar y sacar adelante a los niños que sueñan con ser futbolistas, pese a los escasos recursos con lo que cuentan.
En ese sentido, ¿cuál es la mayor diferencia que notas entre el fútbol de Venezuela y el de Chile?
Hay una diferencia súper grande en cuanto a infraestructura, orden y logística. Acá las cosas funcionan, pero allá hasta en el fútbol profesional puedes estar dos o tres meses sin pago.
En el fútbol amateur las diferencias son bastante mayores, las canchas son de tierra y casi no existe apoyo. Es súper difícil porque esa falta de recursos hace que muchos chicos dejen el fútbol. Yo tengo amigos que murieron y otros que han caído presos porque no tuvieron el apoyo y la guía necesaria, eso hace que Venezuela pierda mucho talento y es muy lamentable.

Y en ese caso ¿cómo lo hace un niño para no desencantarse con tanta adversidad?
Es complicado, pero quienes vivimos el fútbol en barrios somos jugadores guerreros, nos adaptamos y luego vamos viendo las ganancias de nuestro esfuerzo.
Lo importante es entender que el fútbol y los deportes en general influyen en las realidades sociales de un país, ayudan a los niños a tener disciplina y a crecer con una identidad. Por eso es importante que en Venezuela se mejore la infraestructura y las condiciones para practicar este deporte y potenciar el talento que tenemos. En el caso de Chile todo es más ordenado, pero siempre se pueden mejorar cosas, en especial, con los clubes más humildes.
¿Qué es lo más importante que te ha entregado el fútbol?
Muchas cosas, gracias a esto puedo ayudar a mi familia y a mi esposa. El fútbol me ayudó a encontrar una estabilidad y me ha hecho crecer tanto personal como profesionalmente.
Y ¿lo más difícil?
La lesión que sufrí finalizando 2018 e iniciando 2019 porque era algo para lo que no estaba preparado. Fue complicado lidiar con las críticas y el rechazo, eso me pegó fuerte, pero luego aprendí de esa experiencia y me ayudó a saber quiénes realmente están conmigo.
¿Cómo es ser futbolista extranjero en Chile?
Es diferente, pero uno tiene que adaptarse al lugar donde llegó. No tengo ninguna queja, me he sentido muy acogido aquí en Antofagasta, empecé con una buena temporada y eso me ayudó a recibir y entregar cariño a la gente.
¿Qué le aconsejarías a los chicos o chicas que sueñan con ser futbolistas profesionales?

Primero, que se preocupen de cómo son como personas, porque eso trasciende y deja huella más allá de un estatus profesional. Que trabajen para ser un ejemplo para otros niños o niñas y marquen la diferencia, que crean en Dios y que nunca pierdan la motivación.
Que se centren en lo que quieren y que nunca olviden que cuando hay voluntad se abren las puertas para alcanzar los sueños.
Esa perseverancia, esfuerzo y disciplina, es la que ha marcado la carrera de Eduard Bello, quien desde las canchas de su natal Cúa llegó a Antofagasta para convertirse en el referente que es hoy.
Su próximo desafío es seguir avanzando y aportando al equipo, abriéndose paso a nuevos horizontes y seguir trabajando duro para continuar vistiendo la camiseta de su amada selección venezolana.
