El ‘Drogba del Megapuerto’, un ejemplo de perseverancia y esfuerzo
Ismael Almendares encontró en el fútbol la pasión que ha guiado su camino. Tras su paso por equipos profesionales como Rangers, Naval y Vallenar, regresó a su natal Antofagasta donde luce con orgullo la camiseta del Halcón del Oriente de AFA.

Con sólo ocho años y parando arcos de piedras junto a sus amigos, Ismael Almendares, encontró en las calles de la población Bonilla su gran pasión: el fútbol. “De ahí nunca dejé de jugar a la pelota, a veces jugaba cuatro o cinco partidos diarios”, confesó.
Este antofagastino de 32 años conocido como el ‘Drogba del Megapuerto’ siempre soñó con ser un jugador profesional y así lo logró. El camino no fue fácil, pero su talento en la cancha y perseverancia fueron sus mejores aliados.
“En el fútbol profesional partí tarde, pero antes siempre estuve en el fútbol amateur. Cuando niño un vecino me llevó al Audax Italiano (AFA) y ahí estuve hasta los 19 años, después apareció una oferta de un equipo de Mejillones, Genova, y esa fue mi vitrina”, explicó.

Camino al éxito
Según Ismael, gracias al trabajo que realizó en Genova, el director técnico de Municipal Mejillones, Jaime Carreño, le ofreció formar parte del equipo.
“Ellos estaban en 3ra División y por mi edad -ya tenía 23- jugué un año. Luego, en 2014, me volvieron a llamar para jugar en 2da División y ahí anoté 24 goles en 26 partidos”.
Su desempeño en la cancha despertó el interés de diversos clubes, siendo Rangers de Talca el elegido para continuar su carrera en el fútbol profesional. “Con ellos estuve un año, después me fui a Naval y luego a Vallenar, donde viví una de las alegrías más grande al salir campeones en 2017”.

“Desde que volví llevo tres campeonatos junto al Halcón del Oriente y estoy súper contento. No imagino mi vida sin fútbol, si me dijeran que no puedo jugar más sería un dolor inmenso, para mí este deporte es un cable a tierra. Es lo más importante junto a mi familia”.
En este camino ¿hay alguien clave para tu carrera?
Sí, Jaime Carreño. Él siempre creyó en mí, gracias a su apoyo llegué donde llegué. Me enseñó la perseverancia y nunca me dejó abandonar el fútbol.
Yo nunca tuve preparación de cadete, entonces las pretemporadas eran súper difíciles, pero él siempre me decía “descansa y sigue, piensa en tu objetivo”. Por eso su figura fue fundamental, sin su apoyo yo no hubiera seguido. Él valoró lo que vio en mí y me demostró que era capaz de más.
¿Qué otros aspectos valoras de este deporte?
La amistad. El fútbol te entrega una de las amistades más sanas que puedes tener. Exequiel Tello es un amigo que tengo de niño y, a través del fútbol, hemos compartido victorias y derrotas, nos acompañamos, apoyamos… El fútbol además te enseña a ser humilde, a trabajar en equipo, a respetar y te muestra otro lado de la vida.

¿Crees que sin el fútbol llevarías una vida diferente?
Seguramente. Yo nací en una población donde la droga siempre ha estado presente, pero yo nunca me metí en nada y eso fue gracias a la pasión que siento por esto. Siempre quise cuidarme y estar bien para dar lo mejor en la cancha.
El fútbol te muestra otro camino y, por lo mismo, deberíamos tener más canchas, más lugares donde los niños puedan ir a entrenar y encuentren en el deporte una motivación para salir adelante. Hay que potenciar los clubes de los barrios y que cada jugador se sienta orgulloso de vestir su camiseta.
¿Qué es lo más difícil que te ha tocado vivir en el fútbol?
Estar lejos de mi familia. Por eso siempre que me iba a un club negociaba estar con mi señora y mis hijas. Uno puede estar super bien, pero si llegas a tu casa y estas sólo todo es muy difícil. Uno necesita esa contención, cariño y apoyo.

Regreso a casa
Tras su paso por Vallenar, en el año 2018 Ismael regresó a Antofagasta junto a su esposa y sus hijas Josefa (6) y Mayte (2). Su retorno lo trajo de vuelta al fútbol amateur, esta vez, vistiendo la camiseta del Halcón del Oriente.
“Desde que volví llevo tres campeonatos junto al Halcón del Oriente y estoy súper contento. No imagino mi vida sin fútbol, si me dijeran que no puedo jugar más sería un dolor inmenso, para mí este deporte es un cable a tierra. Es lo más importante junto a mi familia”, aseguró.
¿Hay algún sueño pendiente?
Jugar en el CDA, eso me haría muy feliz. Es una motivación especial para dar aún más en la cancha. Imagínate, el club de tu ciudad, tu gente, tus amigos… es un verdadero sueño.
¿Qué consejo le darías a los niños que están iniciando este camino?
Que siempre entreguen lo mejor de sí, que sean perseverantes, disciplinados y se enfoquen en lo que quieren. Que vistan con orgullo las camisetas de sus barrios, marcando la diferencia con humildad, compañerismo y respeto. Que no olviden que el fútbol también es una herramienta para cambiar la sociedad.
